Raúl Castro dijo que renunciaba a la dirección del Partido Comunista de Cuba, poniendo así fin a seis décadas de poder.

Castro, dijo en el congreso del partido que cede el liderazgo a una generación más joven «llena de pasión y espíritu antiimperialista».

Su sucesor será elegido al final del congreso dentro de tres días.

La decisión, ya esperada, pone fin a la era de liderazgo formal de él y su hermano Fidel Castro, que comenzó con la revolución de 1959.

«Creo fervientemente en la fuerza y la ejemplaridad y comprensión de mis compatriotas», dijo el viernes a los delegados del partido en La Habana.

Si bien Castro no anuncio claramente quien sería su sucesor, pocos dudan que el liderazgo del partido pase a Miguel Díaz-Canel, quien asumió la presidencia de la isla en 2018 y tiene actualmente 60 años de edad.

Aun cuando toda la isla sabía que este momento llegaría, no por ello ha sido menos histórico o simbólico: Cuba será gobernada oficialmente por alguien que no sea un Castro por primera vez desde 1959.

La realidad es que, al menos a corto plazo, poco cambiará.

El hombre que sustituyó a Raúl Castro en la presidencia, Miguel Díaz-Canel, podría sucederle ahora también como primer secretario del partido. Parece probable que se vea obligado a tomar nuevas medidas para liberalizar la economía cubana, controlada centralmente.

La isla se encuentra hoy sumida en su peor crisis económica desde el final de la Guerra Fría. Como consecuencia, ante la crisis actual se ha permitido a los agricultores privados vender carne de vacuno y productos lácteos, bienes que antes estaban bajo el control exclusivo del Estado.

Sin embargo, cualquier esperanza de mejorar los lazos con EE.UU. podría tener que esperar, ya que la administración Biden ha mostrado poca inclinación a deshacer las sanciones más duras de la administración Trump sobre Cuba en esta etapa.

Una cosa es segura, las palabras de Raúl Castro de mantener «un pie en el estribo» significa que seguirá siendo un agente de poder entre bastidores. Y al reiterar el eterno compromiso de la isla con el socialismo, significa que el cambio político sigue siendo tan improbable bajo su sucesor como lo fue bajo su difunto hermano, Fidel.

Se va el general

Raúl ha sido el secretario general del partido desde que sucedió a Fidel, en 2011.

Como líder, mantuvo el control del partido único comunista en el poder.

Supervisó una mejora en las relaciones con Estados Unidos entre 2014 y 2016, incluyendo conversaciones históricas con el presidente Barack Obama en 2016.

Pero las tensiones empeoraron con Donald Trump, que reforzó las sanciones.

El actual presidente estadounidense, Joe Biden, ha prometido relajar algunas de las sanciones de Trump, aunque la Casa Blanca dijo el viernes que un cambio en la política hacia Cuba no era una de sus principales prioridades.

En el congreso del viernes, Raúl Castro expreso que su país estaba dispuesto a «desarrollar un diálogo respetuoso» con Estados Unidos, pero que no haría «concesiones» respecto a su «política exterior e ideales».

El cambio en la cúpula del partido gobernante de Cuba se produce cuando los dirigentes de la isla están afrontando su crisis económica más grave en décadas.

La pandemia de Covid-19, las reformas financieras y las restricciones impuestas por la administración Trump han golpeado la economía, que se contrajo un 11% el año pasado.

Una esperada reforma monetaria lanzada el 1 de enero ha tratado de hacer más eficientes la economía y las empresas estatales. Pero también ha reducido mucho los presupuestos de los cubanos de a pie.

Otro reto será mantener la unidad ideológica y el apoyo ante el mayor acceso de los ciudadanos a Internet y las redes sociales. Los disidentes han utilizado las redes sociales para escenificar la lucha contra el gobierno.

Muchos han reclamado mucha más libertad económica en el país.

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